jueves, 27 de octubre de 2016

Luego de la impresión inicial, Molly gritó  “!Si!” y saltó y aplaudió, mientras una sonrisa inmensa adornaba su rostro. Impulsiva, se acercó a la armera y la abrazó. Luego besó su mano, se disculpó, volvió a saltar y aplaudir. El escándalo hizo que entrara Marg, que al ver esto exclamó en un susurro que más bien era un grito:”señorita, basta!, ¿quieres que entre la madre superiora y te castigue por ese comportamiento?.  Madam! Por dios! Si va a aspira ser algo para esta niña, empiece desde ahora a supervisar su comportamiento, una alumna de este instituto no se porta así!”. Ambas, futura tutora y pupila miraron hacia abajo y aunque sonriendo, pidieron las respectivas disculpas. Con un resoplido, Marg les lanzó  una última mirada de indignación y salió. 

Quedándose de nuevo solas, ambas se abrazaron como dos chiquillas. Era la primera vez que la armera entraba en contacto físico con alguien desde la muerte de su padre. Una vez al mes, contrataba prostitutas para que la masturben, mientras fantaseaba con su amor. Para ella eso no contaba, apenas si era algo mejor que masturbarse, cosa que no hacía porque la hacìa sentirse tonta. El olor, la tibieza, su solida suavidad estuvieron a punto de volverla loca. ¿De que hablan dos amantes en su primera cita?, de lo mismo que todos hablan. Dejemos a estas almas enamoradas y volvamos con el núcleo de nuestra historia.

Después de la entrevista con Molly, una temblorosa armera se reunió con una jubilosa flapper. Esta iba a empezar a hablar de una posible donación cuando la armera la cortó a raya:”¿Cuánto necesita para que este lugar funcione sin problemas?” le preguntó. La flapper no necesitó pensarlo mucho, viendo a la armera a lo ojos le dijo:”dos millones de dólares, y lo aceptaremos únicamente si ud. acepta entrar en el consejo adminsitrativo”. La armera bajó la vista como siempre lo hacía cuando quería pensar con claridad, luego de un momento que a la Flapper le pareción eterno, respondió:”correcto, pero Molly debe quedar a mi disposición”, nuevamente la Flapper se demostró como una digna sucesora de las fundadoras, contestó:”Si la niña ha aceptado su tutoría, es suya, pero bajo ciertas reglas. No quiero torturarla, ni incomodarla, pero ni una donación de dos millones me haría olvidar mi deber con las alumnas.” La armera comprendió que hablaba sinceramente, así que solo afirmó con la cabeza. La sonrisa que apareció en su cara fue para la flapper una verdadera sorpresa. “Dios, lo que hace el amor”, se dijo. 

“Quiero…, bueno, momentos a solas con ella”,  dijo y por primera vez en 20 años, se sonrojó. La armera tuvo que contener la risa, mientras filosofaba sobre lo necesario que era un lugar así. No importara que fueran ricas, pobres, bellas, feas, las lesbianas eran perseguidas y marginadas, Se las criaba con una sentimiento de culpabilidad, como si el amar a otro ser humano fuera un pecado. No podían hacer lo que cualquier humano hace: buscar a su pareja, su otra mitad. Y si lo hacían, lo hacían con el terror de ser descubiertos, con el miedo de que el objeto de su amor se burle de ellos, los deprecie. “El mundo es un lugar terrible!” se dijo suspirando la Flapper.

“Y aún así es un sitio en el cual vale la pena vivir”, se lo dijo mientras empezaba la larga explicación sobre los deberes de una tutora, sus derechos y potestades, los deberes de una pupila, sus derechos, que serían celosamente velados por el Internando. Le dio las cartas que debía firmar para ocupar el cargo respectivo en el consejo, le entregó los reglamentos, etc. Allí se enteró que la armera había decidido venirse a vivir a Faifield, pensaba comprar un terreno al pie del lago, construir allí una casa que le permitiera estar cerca de Molly y de sus nuevas obligaciones. La flapper sonrió satisfecha de la actitud de compromiso que la armera tomaba. Cuando tres días después ante un boca abierta consejo terminó su informe, lo terminó con un “Hurra!” como en sus mejores días en la universidad. Entre lágrimas, abrazos y besos, estas mujeres celebraron el fin de las épocas malas y la llegada de tiempos mejores.

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